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IV Domingo Pascua (C) |
IV Domingo de Pascua
05.04.2025
Hechos 13: 14; 43-52; Apocalipsis 7: 14-17; Juan 10: 27-30
IV Domingo de Pascua
Hechos 13:
14; 43-52;
Apocalipsis 7: 14-17;
Juan 10: 27-30
Cada año la Iglesia nos ofrece este domingo como el domingo del Buen Pastor. El
Evangelio está muy corto, pero habla claramente de la ternura que tiene Jesús
para sus ovejas. Dice que su rebaño es el regalo de su Padre y que en su cuidado
no se perderá. Es un Evangelio que nos da confianza en el Dios que nos llama y
nos cuida durante toda la vida. Para muchos la imagen del Buen Pastor trae
consuelo y paz. Especialmente en momentos difíciles, es bueno estar seguro de
que Cristo nos cuide.
Encontramos también otro tema en las lecturas, el tema de la diversidad del
rebaño de Cristo. Vemos que Pablo y Bernabé llevaron la Iglesia hasta los países
de los Gentiles, diciendo que le Señor lo ordenó. Al escuchar estas palabras de
los apóstoles, los paganos se regocijaban y glorificaban a Dios. Con alegría
ellos abrazaran la fe que les prometió la vida eterna. Así crecía la Iglesia
primitiva, a pesar de la resistencia de los judíos que no querían aceptar a los
nuevos cristianos.
En el libro de Apocalipsis vemos una imagen de este crecimiento y diversidad de
la Iglesia. San Juan dijo que vio una muchedumbre grande, compuesta de gente de
todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. La Iglesia no estaba
limitada a un solo grupo, pero tenía que crecer para incluir a todos los que
escucharon la palabra y la Buena Nueva. Esta es la visión que debe mover la
Iglesia hasta hoy. Es la visión de Cristo.
La idea de la unidad con diversidad es en peligro hoy en día. Escuchamos mucho
negativo en la voz de algunos políticos que tratan a todo inmigrante como
peligro a la nación. Hay odio en muchas comunidades y miedo en las escuelas,
iglesias, y trabajos. Es la misión de los cristianos de proclamar la riqueza que
existe cuando hay muchas culturas y tradiciones.
Vemos que, en las escuelas, los maestros tratan de celebrar la diversidad de los
alumnos y valorar cada uno con sus costumbres e idiomas. Sin embargo, la
realidad es mucho más difícil en la vida diaria. Vemos la violencia y hasta
matanzas en Iglesias, sinagogas, y mezquitas. Parece que el odio lleva a la
gente de violar no solamente la ley, sino el deseo de Dios que vivamos como un
solo pueblo.
Mayormente tenemos tendencia de asociarnos con gente de la misma cultura y raza,
de la misma clase económica, y con las mismas ideales. Es difícil establecer
buenas relaciones con gente que vemos como diferente. Tal vez es por miedo, o
por intolerancia, pero hasta en la Iglesia, usamos palabras que aprecian
diversidad, pero nuestras acciones indican otra cosa.
Hoy con las lecturas del Buen Pastor es buen momento de contemplar la idea de
diversidad en nuestra comunidad. Vemos que el Buen Pastor está comprometido al
bien estar de todo su rebaño. Las diferencias que existen entre nosotros deben
marcar nuestra herencia y nuestra cultura, pero no deben existir como barreras a
nuestra unidad. Estas distinciones deben demostrar la riqueza de la comunidad de
fe, y no separarnos los unos de los otros. Estas diferencias deben indicar la
creatividad de nuestro Dios, no servir como razón por miedo y desconfianza.
Las lecturas hoy hablan de Jesús como el Buen Pastor victorioso y como el
Cordero sacrificado por el rebaño. Si escuchamos la voz de este Buen Pastor, nos
llevará a fuentes de agua viva y enjugará de nuestros ojos toda lagrima. En la
diversidad de nuestra comunidad no habrá ni hambre ni sed, y todos encontraremos
lo que necesitamos para vivir con la seguridad del Buen Pastor.
Sr. Kathleen Maire OSF <KathleenEMaire@gmail.com>
(Las últimas siempre aparecen primero).
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